22 mayo, 2008

Les triplettes de Belleville: Como se puede contar tanto sin decir una sola palabra




Escrita y dirigida por Sylvain Chomet, “Les triplettes de Belleville”, es una de las mejores películas de animación de todos los tiempos. El pequeño Champion parece no interesarse por nada hasta que su abuela, Madame Souza, le regala una bicicleta. El niño crece y se presenta al Tour de Francia, todo marcha bien hasta que misteriosamente es secuestrado en mitad de la competición. Souza y su fiel perro Bruno se lanzarán en una búsqueda que les llevará a la ciudad de Belleville, donde conocerán a unas antiguas estrellas del music-hall llamadas las Triplettes. La película fue nominada al Oscar a la mejor película de animación (Que gano “Buscando a Nemo”) y a la mejor canción "Belleville Rendez-vous" (Deliciosamente) interpretada por Matthieu Chédid.

Un film con múltiples lecturas que disfrutaran de igual manera pequeños y mayores. Una dirección artística maravillosamente decadente, unos personajes adorablemente grotescos y un drama intrigante con grandes dosis de un humor negro.

12 mayo, 2008

La mujer que aprendió a amar a las vaginas


La dramaturga estadounidense Eve Ensler escribió "Monólogos de la vagina" en 1996 basandose en cientos de entrevistas realizadas a mujeres de todas edades y clases sociales.
El éxito fue rotundo y la obra se estrenó en 120 países, en la actualidad es el pilar fundamental del proyecto V-Day en contra de la violencia a las mujeres.
En el 2002, la cadena HBO produjo una película que recogía toda la obra, interpretada por la propia Ensler, intercalandose con entrevistas de mujeres y recuerdos de la autora. Pronto, Eve Ensler nos libera de nuestros tabúes sociales y nos muestra la vagina (Metafóricamente hablando) en todo su esplendor. Después de verla, cualquier mujer no dudará en coger un espejo y darle un cariñoso saludo a esa amiga íntima tan marginada. Una obra sin desperdicio, irónica hasta la medula, desternillante, sincera y sin pudor.

08 mayo, 2008

Alguien voló sobre el nido del cuco: Corriendo libres en busca de su destino


Miloš Forman (Amadeus) dirigió en 1975 está maravillosa película sobre la amistad, la locura, la cordura y el terrible sistema disciplinario y (o in)justiciero del cual podemos resultar víctimas todos.

La aparente calma de un manicomio queda rota al llegar Randall McMurphy (Jack Nicholson haciendo de Jack Nicholson haciendo de loco ¿No es increíble?), un violador que finge estar loco para poder librarse de las tareas de la cárcel y divertirse hasta poder salir libre.
Pronto se hará cabecilla del grupo de internos y organizará todo tipo de travesuras con el fin de que todos vean lo bella que es la libertad y comprendan (Y nosotros también) que no están tan "locos" como creen.
La enfermera Ratched (Louise Fletcher) mantendrá una dura batalla psicológica con su nuevo paciente por la autoridad perdida (Y es que más fálica y más mala no se puede ser). Nos encontramos con un verdadero duelo de supremacia que finalmente ambos perderán en una dura (Castración doble) lucha final. McMurphy se quedará sin lo único que le hacia libre y la enfermera Ratched sin su falismo exacerbado.

Habría que destacar el papel del "Jefe" (Will Sampson) un indio nativo, sordomudo (O eso hace ver él) que permanece como interno por miedo a salir al exterior. Finalmente, las enseñanzas de McMurphy le darán la fuerza necesaria para acabar algo que su compañero empezó y que debía haber hecho hacia mucho tiempo, correr libre en busca de su destino.
Basada en una novela Ken Kesey, el film se llevó 5 oscars (Película, director, actor, actriz, guión y montaje) y representó el lanzamiento definitivo de Jack Nicholson y un pequeño empujón para sus compañeros de reparto Danny DeVito, Christopher Lloyd y un debutante Brad Dourif. Dura y tierna a la vez, "Alguien voló sobre el nido del cuco" es una película que le enseñará a ir en busca de su destino sin ningún miedo.

28 abril, 2008

Fast-Love: En Verona se abrió un Mcdonald's


Os quería hablar de este nuevo "movimiento" cada vez más implantado en esta (Nuestra) sociedad al que me he tomado la libertad de bautizar como Fast-Love (De Fast-Food) que aunque su traducción no sea literal en castellano, nos valdría perfectamente amor-basura.
Y es que en esta era de las telecomunicaciones y las nuevas tecnologías cada vez nos deshumanizamos más y el amor se ha visto fustigado por esta odiosa cualidad del ser humano, emplear los nuevos inventos de la peor manera posible.
El tiempo se ha convertido en un tesoro valioso y a todos nos está dando la fiebre del oro. Vivimos acelerados por esta (Antinatural) necesidad de devorar la vida de un bocado sin haberla saboreado lo suficiente y eso nos está afectando seriamente.

Si nos fijamos antentamente, nos daremos cuenta de que todos los cuentos de hadas acaban en el primer beso (En el segundo como mucho) y es que la gracia de ellos radica en el esfuerzo que sus protagonistas deben hacer para estar juntos. El deseo es la clave de la gratificación y sólo crece mientras más tiempo y esfuerzo empleamos en alcanzar aquello que anhelamos. Así pues, valoraremos más aquello que más nos costó conseguir.
Pero esta sociedad no nos da el tiempo suficiente para poder apreciar todo lo que nos ofrece (El equilibrio es tan complejo). Hoy es tan fácil enamorarse que resulta difícil distinguir el hambre con las ganas de comer. Nuestros queridos sms, msn, chats, etc... nos dan todas las posibilidades y la rapidez del mundo para estar más cerca de lo que queremos pero tan mal utilizados nos han vuelto malcriados y caprichosos (Que pena).
Es verdad la frase "quien no (...) es porque no quiere". Hemos convertido el amor en un Mcdonald's donde tenemos donde elegir lo que queremos comernos en ese momento, por un módico precio y en muy poco tiempo (Sobre los 10 euros valen las entradas a discotecas ¿No?, es un ejemplo). Decir te quiero se ha vuelto algo ridículo y pasado de moda, los ramos de flores se han quedado para los muertos y los bombones engordan mucho.
Espero que sea simplemente una época pasajera (¿Cuál no lo es?) y que pronto volvamos a sentir cosas también fuera del dormitorio (Que en casa hay más habitaciones), todo depende de nosotros.